REVISIÓN VISUAL
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Revisión visual

La revisión visual es una buena forma de confirmar que tus ojos están bien y que tu visión es adecuada.

En un examen visual se detectan problemas de graduación como la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la presbicia, pero también descartamos que existan problemas más complejos que puedan llevar asociados una pérdida de visión.

Generalmente recibimos la visita de pacientes que nos dicen que llevan tiempo notando que tienen problemas de visión (bien sea de lejos, como para conducir, pasear o para ver la televisión, o de cerca, para ver el móvil, el ordenador, o simplemente para trabajar o hacer tareas cotidianas como leer o coser). No hay porque esperar a que aparezcan los problemas visuales o los síntomas para actuar. Una revisión a tiempo es un seguro de salud para tus ojos.

Enfermedades cono el glaucoma, degeneración macular asociada a la edad, etc, pueden ser detectadas de forma temprana de manera que podamos actuar a tiempo.

Es importante que a los más pequeños también se les realicen exámenes optométricos de forma regular. La revisión ayuda a descartar los defectos refractivos (miopía, hipermetropía o astigmatismo) u otras alteraciones como puede ser el estrabismo o alteraciones de la acomodación y convergencia. Hasta los 6 años el ojo no ha madurado completamente y es en esta etapa tan importante en la que podemos poner solución a posibles defectos existentes.

El examen visual consta de muchas pruebas, cada una de ellas enfocadas según la edad del paciente, pero muchas de ellas comunes como:

Historia del caso: es el conjunto de preguntas que hacemos para valorar el estado de la visión del paciente. El óptico-optometrista realiza preguntas al paciente para encontrar la causa de la visita, entre ellas la queja principal que le ha llevado a la consulta, así como las necesidades visuales que tiene el paciente habitualmente (trabajo, aficiones). En los casos que el paciente aparentemente no presente ninguna queja (revisión rutinaria), se intentará averiguar el estado visual del paciente y su función visual para conocer su eficiencia.

Debemos conocer cuando se realizó el último examen ocular, si es usuario de gafas o lentes de contacto, si es el caso desde cuando las usa, en el caso de las lentes de contacto, tipo y frecuencia de reemplazo.

Es importante también conocer la historia médica de los pacientes y familiares directos. Su salud general, tiempo y lugar del último examen médico completo. Factores de riesgo como diabetes, hipertensión u otras enfermedades médicas. Medicación que toma, motivo, dosis y frecuencia. Alergias, etc.

Con ello obtenemos la graduación que necesita un paciente y que será la que hay que poner en sus gafas, en caso de que las necesite. Así, se consigue conocer la corrección óptica (dioptrías) necesaria para cada ojo.

Ambas pruebas nos permiten obtener la curvatura anterior de la superficie ocular. Así, conseguimos una imagen de cómo se encuentra la capa más externa del globo ocular: la córnea. Esta prueba es imprescindible en casos de adaptación de lentes de contacto, o en alteraciones superficiales degenerativas, como es el caso del queratocono, entre otras.

Ambas pruebas nos es la medida de la presión intraocular (PIO) del paciente. Una tensión intraocular elevada es el principal factor de riesgo de una patología denominada glaucoma y que constituye una de las causas más importantes de ceguera.

Los resultados de la tonometría ocular se interpretan teniendo en cuenta que los valores de la presión intraocular que definen la normalidad se sitúan entre 10 y 21 mm Hg. Sin embargo, el grosor de la córnea puede alterar estos valores. Así, si la córnea es gruesa, aun cuando el ojo esté sano, pueden obtenerse valores elevados de la presión intraocular en relación a una córnea de grosor normal. Por el contrario, si es delgada los valores obtenidos son inferiores.

Por ello para la toma de tensión disponemos de la tecnología más avanzada y junto con una paquimetría ( medida del espesor corneal) obtenemos los valores de presión ocular más exactos del paciente.

Obtenemos la respuesta que tiene el iris frente a distintos niveles de iluminación. Como está directamente relacionado con el sistema nervioso, esta prueba nos permite descartar o sospechar de algunas alteraciones neurológicas (oculares o no).

Para su realización se mide la forma, tamaño y simetría y respuesta a la luz. Se denomina miosis cuando la pupila esta contraída, y midriasis cuando esta dilatada. Si ambas poseen el mismo diámetro son isocóricas, en cambio, si el tamaño entre ambas es diferente son anisocóricas.

Exploramos párpados y pestañas, córnea y lágrima, conjuntiva, iris, etc.

Se detectan posibles anormalidades como el entropión, ectropión, triquiasis, distiquiasis, defectos en la oclusión palpebral e hiperlaxitud palpebral. . Exploraremos también los puntos lacrimales constatando que no estén estenosados o edematosos. Buscaremos signos de blefaritis anteriores como son acúmulo de costras seborreicas en la base de las pestañas.

Inspección de la película lacrimal; en ocasiones se pueden detectar partículas exógenas a la superficie ocular como son restos de cosméticos que incluso pueden encontrarse en forma de inclusiones conjuntivales subepiteliales. La película lacrimal inestable puede producir alteraciones significativas en la calidad de la imagen que se proyecta en la retina y la aparición de síntomas de irritación ocular. La pelÍcula puede medirse tiñéndola con fluoresceína y midiendo el tiempo que tarda en aparecer un islote de desecación con luz azul cobalto en la lámpara de hendidura.

Es la facultad del ojo de percibir los colores. Tiene gran importancia para el examen de la visión de los trabajadores y de los conductores de vehículos terrestres, marinos y aéreos. En especial, los conductores se enfrentan habitualmente a los colores verde y rojo, que son los que más dificultades presentan por los casos de confusión de esos colores o daltonismo. Esta anomalía es más común en los hombres y mucho menos en las mujeres, pues son ellas las que la transmiten por herencia a sus hijos. Se llama protánope a la ceguera al rojo, deuteránope, al verde y tritánope, al azul.

El test de Ihsihara es el test más utilizado para diagnóstico. Se basa en una serie de cartas de colores, consta de 38 discos que contienen círculos de puntos de colores de distintos tamaños. En el patrón de puntos se forma un número que resulta visible tan sólo para aquellos con visión normal, mientras que son invisibles o difíciles de descifrar para las personas con defectos de visión.

son ejercicios que nos indican el grado de capacidad de ver en relieve las imágenes que nos encontramos en nuestro día a día, pudiendo evaluar el control que tenemos de las distancias.

Los niños son los más afectados con algún tipo de estrabismo infantil, que impide que las imágenes recibidas a través de ambos ojos, llegue correctamente al cerebro.

No captar perfectamente la profundidad, relieve y tridimensionalidad de las imágenes, puede causarles dificultades a la hora de llevar a cabo tareas como: Practicar deportes, jugar a videojuegos, ver películas en 3D, etc